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Alivio del dolor durante el parto: ¿anestesia sí o no?

Hoy en día, un parto de bajo riesgo puede desarrollarse con grados de anestesia diferentes, e incluso ninguno. Cada opción presenta sus ventajas e inconvenientes, pero todas son seguras en condiciones controladas. Debe ser la embarazada quien los valore y tome la decisión más adecuada según sus preferencias y circunstancias.

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El parto es un proceso doloroso. Por supuesto en la historia miles de millones de mujeres han parido sin ninguna anestesia. Pero también otros muchos sobrellevaron enfermedades y heridas de todo tipo sin poder aliviar el dolor. Gracias a los avances médicos, hoy se puede eliminar el dolor en casi todas las situaciones. En consecuencia, la tolerancia al dolor de los humanos es muy inferior a la de generaciones anteriores. Si bien un parto sin anestesia sigue siendo normal en determinadas culturas y áreas del mundo, las mujeres de una sociedad occidental han tenido una exposición al dolor muy baja en su vida, por lo que es completamente normal que necesiten ayuda. Esto no se limita a una decisión simple de “peridural sí o no”, puede variar mucho en cada caso.

El parto sin anestesia

Un parto puede ser sin anestesia. Requiere una adecuada formación materna previa; saber lo que pasará y prepararse reducirá la ansiedad y el dolor, y favorecerá el desarrollo del parto. Un entorno adecuado, relajante y de mínima intervención, y por supuesto un acompañamiento profesional son factores clave. Por ejemplo, se ha demostrado que la dilatación en una bañera contribuye a la relajación de la madre y mejor progresión del parto. También es ideal que haya hecho medidas como el masaje perineal antes.

El parto con anestesia

Si a pesar de todo, el parto se vuelve demasiado doloroso, o si se quiere reducir el dolor sin eliminarlo por completo, existen analgesias con medicación inyectable que ayudan a sobrellevar el dolor de las contracciones. Una alternativa muy satisfactoria también intermedia es el óxido nitroso, históricamente conocido como el “gas de la risa”. Reduce el dolor del parto y mejora notablemente la experiencia de la madre.

Pero algunas mamás prefieren, o bien de antemano o durante el parto, eliminar completamente el dolor. La anestesia peridural o epidural se realiza inyectando anestésicos en el espacio peridural de la médula espinal y genera un bloqueo anestésico de la parte inferior del cuerpo. Es una técnica muy segura, casi inmediata y efectiva. Bien hecha, permite los movimientos maternos, existiendo incluso la llamada “walking epidural” con la que la madre puede caminar a pesar de la sedación.

Como contrapartida, la epidural puede incrementar la duración del expulsivo, la parte final del parto. La relajación total de los músculos de la pelvis puede hacer que los pujos maternos no sean tan efectivos. Los partos con peridural requieren con más frecuencia (3-5%) la utilización de una ventosa para facilitar la salida del bebé.

 

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