el parto

El parto en casa, ¿es seguro?

Un parto en casa puede aportar un ambiente íntimo, con un profesional de confianza. Por supuesto va a ser más fácil que se respeten todas las elecciones que pueda tener la madre. Y se puede conseguir un parto muy natural y con buenos resultados. ¿Pero es igual de seguro? Eduard Gratacós lo analiza.

parto en casa

El parto en casa: una demanda creciente

El parto en casa es una demanda creciente en sociedades desarrolladas (curiosamente en las áreas con pocos recursos y altas mortalidades la demanda es parir en un hospital). Aún así, es una demanda pequeña. El parto sucede en casa por elección de los progenitores en menos del 1% en la mayoría de países desarrollados, y es un motivo frecuente de controversia. Las opiniones que se pueden leer sobre el tema con frecuencia tienen poco rigor y parten de opiniones o casos individuales. 

Los riesgos del parto en casa

Ciertamente, los partos con bajo riesgo de complicaciones pueden ser controlados de forma segura por comadronas. En muchos hospitales se puede tener un parto muy personalizado, y por supuesto con la libertad de escoger, si se desea, una intervención nula que respete totalmente el proceso natural. Pero siempre asegurando un acceso rápido a atención especializada, ya que cualquier parto se puede complicar en minutos.

El parto es un proceso natural que muchas veces acaba bien, pero no siempre. En todo el mundo, hasta mediados del siglo XX, en al menos uno de cada diez partos fallecía el feto y en uno de cada 100 la madre. A partir de los años 50, con los avances de la medicina y el traslado de los partos a un entorno hospitalario, estas cifras cayeron en picado. Hoy, en el mundo más desarrollado, la mortalidad fetal es menor a 1 en 1000 partos y la materna a 1 en 100.000, aunque en algunas partes de África las cifras históricas son por desgracia todavía actuales.

Si el parto en casa se complica

Lo que preocupa en un parto es que haya una complicación grave en el feto o en la madre. Los datos científicos disponibles sobre el parto en casa no son suficientes para compararlo todo, pero permiten conocer algunas cifras. Estudios con miles de casos de Holanda, Reino Unido o EEUU demuestran que en gestaciones de bajo riesgo parir en casa aumenta la probabilidad de complicaciones graves en el feto entre 3 y 6 veces, y en un 10-45% de partos iniciados en casa se requiere traslado a un hospital. Los riesgos eran más altos en el primer parto, o ante factores como edad, sobrepeso, o distancia al hospital.

Las complicaciones graves maternas no se pueden comparar porque se cuentan en tantos por diez mil, y se requerirían estudios con millones de partos en casa, que no existen. En general, se acepta que en un embarazo de bajo riesgo y con personal cualificado, el riesgo de complicaciones graves maternas debería ser bajísimo, pero nunca será igual que en un hospital.

El parto: situación de estrés

 

Un parto es una situación de estrés, hay un sangrado importante y una sobrecarga del sistema cardiovascular también relevante. La mayoría de mujeres jóvenes lo toleran bien. Pero nadie puede saber con fiabilidad que no tiene un defecto de la coagulación no detectable con tests habituales, o una arritmia cardíaca, que no se habían manifestado pero lo harán en el parto. Es verdad que son casos excepcionales, pero en un hospital se solucionan, y en casa pueden acabar en tragedia.

En definitiva, hablamos de problemas muy infrecuentes. Para algunas personas, esa baja frecuencia justifica su deseo de vivir una experiencia única. ¿Es relevante entonces ese mínimo incremento del riesgo o no? Depende de las consecuencias y de cómo lo interprete cada uno. Por ejemplo, hacen falta millones de viajes por carretera para que el cinturón de seguridad o el casco eviten muertes. Las muertes de tráfico se cuentan por número de personas, no se suele decir “el cinturón ha reducido 0.0001% la mortalidad en carretera”. Hablar en personas facilita entender porqué ganancias estadísticamente “mínimas” son tan importantes. Si los estudios sobre tráfico se hicieran con 10 o 15 mil casos, como muchos sobre parto en casa, nunca se habría podido demostrar, y quizás todavía se discutiría, que el cinturón de seguridad evita muertes.

¿Una imprudencia?

 

En conclusión, el parto suele ir bien, pero es una situación de riesgo siempre. En muchas sociedades modernas, más del 75% de los embarazos cumplen algún criterio que hace que tener un parto en casa sea, simplemente, una imprudencia. Si no es así, el riesgo de un parto en casa no es tan alto, aunque es importante garantizar que realmente se cumplan los criterios de “super-bajo” riesgo y tener acceso rápido a un hospital, que será necesario en un 10%. En estos casos bien seleccionados, el aumento de complicaciones graves respecto al parto hospitalario será muy bajo estadísticamente, pero siempre existirá. A partir de aquí, se trata de una decisión personal, aunque idealmente debería ser bien informada, cosa que no siempre sucede.

El riesgo de problemas está latente en la vida, cada vez que se coge un coche, y por supuesto en un parto. Para conseguir la máxima seguridad, hay que pagar un precio en forma de incomodidades. En el parto, una medida irrenunciable es poder acceder a atención especializada en minutos. Por supuesto, una vez garantizada la seguridad, se debe conseguir la mejor vivencia y confort, pero nunca al revés. Los hospitales son incómodos, y aunque se ha trabajado mucho para mejorarlos, tienen razón quienes se quejan de que en algunas cosas todavía queda mucho por mejorar. Pero la alternativa no es renunciar a la seguridad, especialmente cuando se utilizan argumentos como que un parto no conlleva riesgo. Estas afirmaciones no son sólo ignorantes, sino irresponsables. Debemos ver al hospital como un cinturón de seguridad o un casco, no los querríamos necesitar nunca, pero preferimos que estén por si acaso. Respetando siempre las decisiones de las personas, nuestro objetivo como sistema sanitario debería ser conseguir hospitales que se parezcan cada vez más a una casa, porque es imposible conseguir que una casa sea un hospital.

9 meses