Hola,
Quiero contar mi historia de forma totalmente constructiva, por si esto puede ayudar a más madres que sufren la experiencia que yo viví (e incluso a profesionales que tratan estos temas).
Hace 2 años, en mi segundo embarazo, a causa de una rotura prematura de membranas, mi hijo no sobrevivió después del parto y falleció. Me trataron en LaMaternitat y el trato fue excelente en la gran mayoría de momentos.
Al cabo de 6 meses, me volví a quedar embarazada. Me tuvieron muy bien controlada con controles quincenales desde la semana 16 (por el antecedente de prematuridad, aunque era improbable que se repitiera) y en la semana 20 ya nos comentaron que el bebé venía pequeño.
En la semana 24, nos detectaron un CIR 1 (percentil 1%) y nos derivaron al área de bienestar fetal.
A partir de ese momento: ecografia y visita semanal, doppler, analisis sangre, ecografias cerebro y corazón del bebé,etc. Se activó el protocolo. El bebé siguió pequeño hasta la semana 33 que pasó a percentil 40% y el semana 36 nos dieron el alta con un percentil 25%. Finalmente el bebé nació a las 39 semanas con 3700gr y 52cm ( percentil > 60%).
El trato por parte de los profesionales fue excelente y siempre con gran respecto y entendimiento. Sobretodo, profesionales que están muy acostumbrados a estos casos.
Pero el problema, o la crítica, reside en este punto: en mi opinión se trata a la gente desde un punto de vista tanto de protocolo que a veces se olvida que la mujer, embarazada y muerta de miedo (en mi caso, con mal antecedente, aún más) necesita más comprensión. No necesita repetir una ecografia de cerebro sin motivo aparente (nos pasó en la semana 30 y al repetirla nos dijeron que no era necesario haberla repetido), no necesita saber que en función del resultado de la analítica las consecuencias pueden ser fatales (así se nos comunicó en la 1a visita de bienestar fetal y no necesita que cuando el % sale alto, se repitan valores de ecografía para volver tener valores bajos y ser un CIR. Lo último que se necesita es que te traten de "madre histérica" por el hecho de estar embarazada (a mi me pasó en urgencias en el 2o embarazo, cuando me decían que no podía haber roto la bolsa) o por ser primeriza.
Creo, desde mi más sincero punto de vista, que la atención psicológica y además, atención más cercana cómo una comadrona (a parte de los médicos) en estos casos es básica.
Sobrellevar un embarazo así, estando cada semana delante de la puerta 6 de medicina fetal cómo si pasaras el examen de tu vida y viendo cómo otras mujeres salen llorando al salir de la visita, es muy difícil y durísimo y creo que se podría mejorar mucho añadiendo distintos soportes a las mujeres embarazadas. Las madres tenemos miedo, sí. Son nuestros hijos. Pero creo que se nos debe permitir tener ese miedo.
Para finalizar, muchos ánimos a las que tenéis un CIR diagnosticado. Es muy duro y el tiempo pasa muy lento pero confiad en vuestros médicos que son los que mejor conocen esto.