Qué es el suelo pélvico y por qué debemos ejercitarlo
El suelo pélvico, ese gran desconocido. Hasta el 50% de mujeres puede enfrentarse en algún momento de su vida a problemas de suelo pélvico, especialmente tras el parto. Cuando mearse de la risa es literal o cuando el tampón resbala. Oriol Porta, responsable clínico de Ginecología en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, nos cuenta sus funciones y cómo y cuando es preciso empezar a cuidarlo: los ejercicios de Kegel y la gimnasia hipopresiva serán tus aliados.
¿Qué es exactamente el suelo pélvico y qué funciones tiene?
El suelo pélvico es el conjunto de estructuras que cierra la cavidad pélvica por su parte inferior. Los huesos de la pelvis dejan un gran espacio por su parte inferior. Un espacio pensado para permitir la salida de la cabeza del feto durante el parto. Sobre este marco óseo de forma redondeada se anclan estructuras musculares y tejidos que cierran este espacio y proporcionan soporte a los órganos pélvicos. De hecho, estos órganos –vejiga, uretra, vagina, útero y recto– se asientan sobre los músculos y ligamentos y los atraviesan, permitiendo así la evacuación (orina, menstruación, heces) así como la contención.
Para ello, es fundamental que todas estas estructuras puedan “funcionar” bien. Los músculos –el elemento activo– deben contraerse y relajarse. Los ligamentos –el elemento pasivo estabilizador– deben ayudar al soporte. Y las vísceras deben interaccionar con ellos manteniendo una buena comunicación con nuestro cerebro para informarnos de cual es su estado (¿está la vejiga suficientemente llena?) y responder en consecuencia.
Aunque el suelo pélvico está, efectivamente, en el suelo de la pelvis, no debemos olvidar ni las paredes ni el techo: según como activemos nuestros músculos abdominales y nuestro diafragma (al respirar) cargaremos o descargaremos de tensión el suelo pélvico. Por eso la postura es importante y algunos ejercicios como la gimnasia hipopresiva pueden ayudar a mejorar algunas disfunciones.
Se habla mucho de ejercitar el suelo pélvico... ¿Es importante para prevenir enfermedades o disfunciones?
Es muy importante mantener una buena tonicidad de los músculos pélvicos para que puedan realizar sus funciones correctamente. En caso contrario, pueden aparecer las disfunciones, ya sea por exceso de tonicidad o por defecto, es decir, cuando los músculos pélvicos están muy blandos. El exceso dificulta o imposibilita la penetración y provoca dolor. El déficit puede producir problemas de incontinencia (urinaria y/o anal) y de prolapso o descenso de los órganos pélvicos.
¿Se da algún tipo de deterioro del suelo pélvico a causa de la edad?
Sí, los músculos y ligamentos pierden progresivamente sus propiedades con el paso de los años. Y, más rápidamente, a partir de la menopausia. Pero no hay momento en la vida de una mujer en que el suelo pélvico esté más en riesgo que durante el parto. Especialmente el primer parto, debido al esfuerzo de distensión y estiramiento, y, en ocasiones, por posibles roturas.
¿Cómo podemos ejercitar el suelo pélvico?
En primer lugar, sabiendo dónde está. La escasa educación sexual en la que hemos crecido y que todavía perdura ha privado a muchas mujeres de un adecuado conocimiento de sus genitales. Este autoconocimiento es imprescindible para poder ejercitar los músculos pélvicos, de modo que a menudo hay que empezar a trabajar por este aspecto. Y es por eso que se aconseja que estos ejercicios sean supervisados por un/a profesional. Si introducimos uno o dos dedos en la vagina, al contraer los músculos debemos notar que la vagina “se cierra” sobre nuestros dedos, apretándolos. Otra manera de saber que estamos contrayendo es cortando el chorro de la orina o “pipi-stop”, aunque no recomendamos hacerlo de manera sistemática para no afectar negativamente el reflejo miccional.
Una vez que sabemos que estamos contrayendo y relajando bien los músculos que queremos, podemos empezar el trabajo específico. ¿Objetivo? Aumentar la fuerza y la resistencia de estos músculos. Existen diversos ejercicios que se conocen, genéricamente, como ejercicios de Kegel. Aunque los ejercicios hipopresivos son muy populares, la base del tratamiento la constituyen los ejercicios de Kegel.
¿A qué edad deberíamos empezar a prestar atención a este conjunto de órganos?
Cuanto antes, mejor. No hay que esperar a que aparezcan síntomas para empezar a preocuparse por el suelo pélvico. La prevención es nuestra mejor aliada. Además, unos músculos pélvicos en forma y un buen autoconocimiento nos pueden ayudar a gozar de unas relaciones sexuales más placenteras. Así pues, deberíamos empezar educando a las adolescentes para que lleguen a la edad adulta en buena forma. En cualquier caso, el embarazo –ya desde las primeras etapas– constituye otro buen momento para continuar con la educación y el ejercicio.
¿Algún consejo para mantener una buena salud del suelo pélvico?
1. No normalizar los problemas del suelo pélvico. La incontinencia puede ser frecuente, pero no es normal ni debe asumirse como un peaje a pagar por ser mujer, madre y haber alcanzado una determinada edad.
2. Tener un buen autoconocimiento. Conocer nuestros genitales, nuestros músculos pélvicos, nos ayudará a poder trabajarlos y ejercitarlos adecuadamente.
3. No esperar a tener síntomas para empezar con los ejercicios.
4. Acudir a un profesional, normalmente una fisioterapeuta, para que supervise nuestros ejercicios y nos oriente a la hora de las pautas a realizar.
5. Ser constante. Sirve de poco realizar ejercicios solo durante diez días, y la falta de motivación es la causa por la que muchas mujeres “olvidan” realizar los ejercicios. Trata de incorporarlos a tus rutinas diarias. Realizar diez contracciones cada noche, antes de acostarte, es mejor que no hacer nada.
6. Vigila tu peso. Mantente en forma globalmente. Sabemos que la obesidad puede empeorar las pérdidas de orina o, por el contrario, reducir peso, mejorarlas.