Diabetes gestacional: efectos en la salud del bebé y de la embarazada a largo plazo

Entre el 7 y 14% de mujeres desarrollarán diabetes gestacional en el embarazo. La alteración de su sistema metabólico hace que no regulen bien el azúcar, lo que afecta a la salud de la embarazada y del feto, más vulnerable a sufrir ciertas enfermedades de adulto. Diagnóstico y tratamientos preventivos son claves para controlar estos efectos. Luis Cabero, Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Vall d’Hebrón, nos lo explica.

Diabetes-mellitus

¿Por qué las embarazadas son más vulnerables a desarrollar diabetes?

Desde el comienzo del segundo trimestre, la embarazada va desarrollando un aumento de la resistencia a la insulina y, secundariamente, una disminución de la tolerancia a la glucosa. Este cambio se debe, por una parte, a los elevados niveles en sangre de hormonas como la prolactina, la progesterona y, especialmente, el cortisol; y, por otra, a las mayores demandas energéticas y de insulina necesarias para que la madre pueda suministrarle al feto los nutrientes de forma continuada. Para asegurar este aporte constante, se producen cambios en el metabolismo materno, con el objetivo de mantener los nutrientes ingeridos por la madre durante un tiempo más prolongado en la circulación materna, y también, para movilizarlos desde los tejidos cuando está en ayunas. Estos fenómenos, conocidos como anabolismo facilitado y ayuno acelerado, buscan asegurar el correcto suministro de glucosa y aminoácidos por parte del feto. La respuesta más común a esta situación de resistencia a la acción de la insulina es que la embarazada produzca más insulina. Sin embargo, hay embarazadas que no consiguen esta respuesta compensatoria adecuada y, por tanto, desarrollarán diabetes gestacional.

¿Qué efectos tiene la diabetes gestacional en el feto?

Desde hace años, el congreso DIP (Diabetes in Pregnancy) centra su interés en el impacto que la diabetes gestacional tiene sobre la madre y el feto, poniendo especial relieve en todas aquellas medidas necesarias para su diagnóstico precoz, así como en la realización del tratamiento adecuado. Así lo hizo también en el congreso DIP2017, celebrado el pasado marzo en Barcelona. Desde los estudios HAPO (Hyperglycemia and Adverse Pregnancy Outcome) realizados por científicos noruegos en 2008, sabemos que la alteración metabólica provocada por la diabetes mellitus (es decir, la que la madre desarrolla durante el embarazo) tiene efectos en el desarrollo del embrión, del feto y del posterior neonato.

La diabetes gestacional no sólo aumenta el riesgo de alteraciones en el feto durante la gestación (malformaciones; alteraciones del crecimiento; modificaciones del funcionamiento de ciertos órganos, como el corazón fetal, o ciertas vías metabólicas hepáticas, etc.), sino que también tiene un impacto en la salud del bebé a largo plazo: provoca alteraciones del genoma que se objetivan en la vida neonatal y persisten en la edad adulta.

Aunque este impacto no se manifieste de manera ostensible durante el embarazo, científicamente se ha comprobado que afecta el desarrollo de determinadas zonas del feto que posteriormente regularán las funciones específicas de órganos y vías metabólicas del bebé, apareciendo anomalías más tarde, incluso en épocas precoces de la vida adulta. Es lo que conocemos como “programación fetal”, cuya trascendencia, según la evidencia científica, es cada vez más importante. Entre las anomalías más comunes que pueden desarrollar encontramos la obesidad, la diabetes o alteraciones cardiovasculares.

¿Cómo se puede disminuir el impacto de la diabetes gestacional en el feto?

En ese sentido, se empieza a vislumbrar que, a pesar de seguir un correcto tratamiento durante la gestación que consiga normalizar los niveles de glucosa en sangre (lo que medicamente se conoce como normoglicemia), no se logra evitar ciertos impactos en el desarrollo que, más adelante, se transforman en patologías de efectos tardíos. Sin embargo, sí se sabe que para contrarrestar estos efectos, resulta clave el diagnóstico y la aplicación de los tratamientos adecuados, tanto durante la gestación (intentando por todos los medios estabilizar el metabolismo de la madre), así como en los primeros meses del recién nacido, momento en el que, por su plasticidad, todavía pueden tomarse medidas preventivas que disminuyan el impacto, por ejemplo el control de la dieta, o la modificación de ciertos contenidos de la leche.

¿Qué efectos tiene la diabetes gestacional en la madre?

Por otra parte, están las alteraciones que presentará la propia madre en los años posteriores a dar a luz (entre 5 y 10 años), como la aparición de diabetes mellitus, obesidad, u otras metabolopatías. Gracias al control de la glicemia materna durante los primeros años tras el parto, el control exhaustivo del peso de la mujer, y la realización de ejercicio físico controlado, estas consecuencias pueden reducirse de manera significativa.

Luis Cabero, Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Universitario Vall d’Hebron

 

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