Depresión posparto: ¿cómo diferenciarla de la tristeza?

Dos de cada diez mujeres desarrollan depresión posparto, un trastorno del estado de ánimo que puede aparecer desde el embarazo hasta un año después de dar a luz. Pero, ¿cómo diferenciarlo de la tristeza? Nos lo cuenta Aina Fernàndez Vidal, psiquiatra experta en salud mental perinatal del Servicio de Psiquiatría de Hospital Sant Pau coincidiendo con el Día Europeo contra la Depresión.

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¿Qué es la depresión postparto?

La depresión posparto es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres después del parto. En realidad, se denomina correctamente como depresión periparto, ya que puede dar la cara desde el embarazo (prenatal) hasta un año después de dar a luz (posparto). Alrededor de dos de cada diez mujeres desarrollan esta patología.

Las madres con depresión perinatal presentan sentimientos de extrema tristeza diarios, ansiedad, dificultad para poder llevar a cabo sus actividades cotidianas, falta de energía y alteraciones del sueño (insomnio o aumento de la necesidad de dormir), como síntomas más comunes.

¿Qué diferencias hay entre la depresión perinatal y la tristeza posparto?

La tristeza postparto se engloba dentro de lo que llamamos el Baby Blues, que se utiliza para describir los cambios leves del estado de ánimo que suelen ocurrir las primeras dos semanas tras el parto (normalmente entre los días 3 y 5). Suelen aparecer sentimientos de tristeza, llanto intenso, irritabilidad, preocupación, y agotamiento físico y mental. Estos síntomas corresponden con los cambios hormonales tras el parto, junto con la fatiga del propio parto y lo que conlleva el cuidado del recién nacido las 24 horas.

Suelen afectar a la mitad de las madres. No se trata de una entidad que imposibilite a las madres en cuanto a funcionalidad y relación con su entorno social y no requieren de tratamiento.

Si los cambios en el estado de ánimo se intensifican, aparecen otros síntomas y se mantienen más de dos semanas, es posible que se trate de una depresión postparto, que sí necesitará de un tratamiento.

¿Qué mujeres están en riesgo de padecerla?

Cualquier madre puede padecer una depresión perinatal, como cualquier otra enfermedad, independientemente de su edad, raza o nivel socioeconómico. No hay una única causa para este trastorno, sino que es el resultado de la combinación de factores ambientales y genéticos. El hecho de haber tenido una depresión perinatal previa o antecedentes personales o familiares de depresión u otros trastornos del ánimo, es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad. El estrés ambiental, las experiencias traumáticas o la falta de soporte social también aumentan el riesgo de padecerla.

¿Cuándo debo consultar?

Si los cambios en el estado de ánimo se intensifican, aparecen otros síntomas o duran más de dos semanas, se debe consultar. Algunos de los síntomas de la depresión perinatal incluyen:

  • Tristeza
  • Ansiedad
  • Insomnio (incluso cuando el bebé duerme), despertarse de madrugada o mayor necesidad de dormir
  • Falta de apetito, cambios de peso
  • Molestias físicas como dolor de cabeza, de estómago, falta de energía, que no mejoran con los tratamientos
  • Disminución de la capacidad para disfrutar de las cosas
  • Irritabilidad, indecisión.
  • Sentimiento de agobio, llanto persistente, falta de vínculo con el bebé, dudas sobre la capacidad de cuidar de una misma y del bebé. pensamientos sobre la muerte, el suicidio, lesionarse a una misma y/o hacer daño al bebé

Es importante que las mujeres que presenten cualquiera de estos síntomas soliciten atención médica. Si aparecen ideas de hacerse daño o de hacer daño al bebé, se debe consultar inmediatamente.

¿Cómo puede afectar a mi bebé?

La depresión perinatal, si no se trata, puede generar efectos negativos tanto en la madre como en el bebé, especialmente si es grave y prolongada. Durante el embarazo, se ha asociado con bebés con bajo peso al nacer, partos prematuros y retraso en el crecimiento intrauterino. Una vez se produce el parto, se puede ver afectado el vínculo materno‐filial y mayores dificultades para interpretar las señales de sus hijos. Esto puede dar lugar a efectos a largo plazo, se sabe que estos niños puedes tener dificultades de desarrollo neurológico, las áreas de mayor afectación son sobre el comportamiento a nivel social y el lenguaje.

¿Cómo se puede tratar?

La depresión perinatal necesita de atención médica. El tratamiento se basa en fármacos antidepresivos y/o psicoterapia. Existen muchos medicamentos seguros durante el embarazo y la lactancia. Si no se trata, la depresión perinatal puede durar meses o incluso años, pudiendo afectar la salud de la madre y al desarrollo del bebé.

¿Qué mujeres tienen más riesgo de padecerla?

Las personas que han padecido una depresión o ansiedad en el pasado, aquellas mujeres con dificultades sociales o económicas, con escaso soporte familiar tienen mayor riesgo.

Sufrir una complicación en el embarazo o el parto o bien una situación de parto no respetado puede predisponer a una depresión postparto.

¿Qué puedo hacer para prevenirla?

Lo más importante es conocerla y saber de qué se trata. Detectarla de forma precoz, si aparece, es clave, debiendo de pedir ayuda profesional lo antes posible. Hablar de los sentimientos con personas cercanas y pedir ayuda, para poder disponer tiempo para una misma o para descansar. Mantener el contacto y pasar tiempo con familiares y amigos, no aislarse. Además de salir al aire libre a diario, hacer ejercicio físico, en definitiva todo lo que nos gusta y nos da bienestar.

El contacto piel con piel y la lactancia materna favorece el vínculo y se ha demostrado que ayudan a prevenir la depresión posparto.

Por Aina Fernàndez Vidal, Psiquiatra experta en salud mental perinatal del Servicio de Psiquiatría de Hospital Sant Pau de Barcelona.

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