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El idioma del llanto: los bebés lloran con el acento de la madre

Hambre, dolor, enfado… Al final, los bebés siempre lloran por razones parecidas, pero ¿lo hacen todos de la misma forma? Parece que no, al menos según un reciente estudio alemán que apunta que nuestro acento nos delata antes, incluso, de que aprendamos a hablar, es decir, cuando nuestra única forma de expresarnos es llorar. A continuación veremos cuáles son las diferencias en el llanto de los recién nacidos según su nacionalidad.

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La lengua materna y el llanto del bebé

En los tres últimos meses de gestación, los fetos aprender a "escuchar" a su madre desde el útero. Perciben la voz materna y asimilan su acento, de forma que lo reproducen al nacer. No en conversaciones, claro, pero sí en fu forma de comunicarse verbalmente en esta etapa de la vida: llorando. El hallazgo lo ha hecho la antropóloga alemana Kathleen Wermke, de la Universidad de Wuerzburgo, que hace años que investiga cómo la lengua materna puede influir en el llanto del bebé. Sus últimos estudios confirman que el lloro tiene un acento diferente según la procedencia del bebé, ya que los pequeños aprenden el patrón sonoro del idioma de la madre en el último trimestre de su embarazo. Y, tras el parto, reproducen la entonación de una lengua cuyo aprendizaje iniciaron antes de nacer.

El llanto de asiáticos y africanos, más melódico.

Por eso, y aunque para un oído sin entrenar todos los llantos suenen igual de estridentes, un bebé nacido en Japón o en Kenia no llora igual que uno nacido en Alemania o Bélgica. ¿Las diferencias? Los asiáticos y africanos tienen un sonido más melódico que los europeos, ya que en sus idiomas los tonos graves y agudos determinan el significado de las palabras. Esto explica por qué algunos lloros suenan más cantarines que otros.

El llanto de los bebés europeos

En cambio, los idiomas europeos son más planos, ya que las palabras tienen significados más o menos fijos independientemente de la entonación, y el llanto de los bebés también: con menos curvas melódicas, menos agudos o graves. Tampoco todos los bebés europeos lloran igual. Entre neonatos franceses y alemanes, por ejemplo, hay diferencias: mientras la curva que producen los primeros es descendente, desde sonidos agudos a graves, el patrón de entonación de los segundos es el opuesto.

Un paso más para detectar precozmente trastornos del lenguaje

Más allá de identificar el acento de los bebés, las investigaciones de Wermke también permiten detectar futuros trastornos del lenguaje de una persona antes de que pronuncie su primera palabra. La clave está en estar atentos a su forma de llorar. Un método que, sin embargo, tiene sus limitaciones: “Los factores sociales afectarán cada vez más al desarrollo de su lenguaje a medida que el bebé crezca”, especifica Wermke.

Fuente: Universidad de Wuerzburg / Taylor & Francis Online: Speech, Language and Hearing

 

 

 

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