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Comer pescado en el embarazo mejora la capacidad intelectual de los niños

De sobras son conocidos los beneficios del pescado en la dieta, no sólo por su aporte de proteínas de gran calidad nutricional, vitaminas (en especial de la vitamina D) y minerales, sino sobre todo por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, entre ellos el ácido docosahexaenoico (DHA), un componente estructural clave de las membranas celulares del cerebro. Lo que no se sabía hasta hace poco es que si las embarazadas comen pescado durante el embarazo mejoran la capacidad intelectual de sus futuros hijos. Así lo constata un estudio coordinado desde la Universidad de Granada (UGR), y recientemente publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, según el cual los niños cuyas madres consumieron más pescado durante el embarazo obtuvieron mejores resultados en las pruebas de inteligencia verbal, habilidades de motricidad fina y una mejor conducta social.

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Para ello han analizado los ácidos grasos omega-3 y omega-6 en muestras de sangre de más de 2.000 mujeres a las 20 semanas del embarazo y también del cordón umbilical de sus hijos en el momento de nacer. Eso les ha permitido ver que hay una mayor contribución a la síntesis de ácidos grasos por parte del feto de lo que se esperaba y que la cantidad de ácido DHA suministrada al feto por la madre a través de la placenta podría ser muy importante. Teniendo en cuenta que el DHA ayuda a crear las membranas celulares del cerebro, el consumo de pescado en el embarazo favorece el desarrollo cerebral del bebé, así como psicomotor y un mejor desarrollo de las habilidades sociales.

Conociendo pues que los efectos de la ingesta de pescado en el embarazo son indiscutibles en el rendimiento mental de los niños, está claro que no puede faltar este alimento en la dieta de la embarazada, pero siempre con moderación y eligiendo las especies que presentan menor concentración de mercurio.

Los pescados más recomendables para las embarazadas son el atún blanco (y atún en lata), el salmón, las sardinas, los arenques, la caballa, boquerón, salmonete, anguila, jurel o chicharro común, verdel, palometa, trucha marina, cazón, y en cuanto a pescados blancos: merluza, pescadilla, rape, cabracho, lenguado, gallo, bacalao fresco… Evitar el atún rojo y el pez espada, así como la panga y la perca por las altas dosis de mercurio detectadas en estas especies.

Fuente: Universidad de Granada

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