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¿Hija de fumadora? Tienes más riesgo de tener un embarazo complicado

Que fumar durante el embarazo perjudica el feto no es ninguna novedad. Los efectos son varios: niños más pequeños al nacer, más posibilidades de parto prematuro e incluso mayor mortalidad perinatal. Pero, según un nuevo estudio publicado en la revista Diabetologia, las consecuencias pueden incluso saltar una generación. Así, las niñas que, cuando eran fetos, estuvieron expuestas al humo del tabaco, tienen más posibilidades de tener un embarazo complicado.

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En concreto, el riesgo de padecer diabetes gestacional (una de las complicaciones más frecuentes del embarazo) se dispara en las hijas de fumadoras que no dejaron el hábito durante el embarazo. Además, las futuras mamás hijas de embarazadas fumadoras tienen también más posibilidades de padecer obesidad en su gestación.

¿Hija de fumadora? Más riesgo de diabetes y obesidad gestacional

El tamaño de la muestra hace de éste un trabajo muy fiable: los investigadores de la Lund University (Suecia) analizaron los datos del registro nacional médico de todas las mujeres nacidas a partir de 1982, cuando se empezó a preguntar a las embarazadas sobre sus hábitos de tabaquismo.

En total, obtuvieron los datos de 80.189 gestantes, que se dividieron en tres categorías: no fumadora, de exposición moderada (las que fumaban entre 1 y 9 cigarrillos diarios) y muy expuestas (10 o más cigarrillos al día). 30 años después, buscaron a esas niñas y estudiaron a las que habían sido madres y habían presentado obesidad, diabetes gestacional y diabetes no gestacional durante su embarazo.

Tras cruzar los datos con el estatus de fumadora de sus madres, los resultados demostraron que las hijas de las madres que fumaban moderadamente tenían un 62% más de riesgo de padecer diabetes gestacional. Respecto a la obesidad, los resultados demostraron que las hijas de grandes fumadoras tenían un 58% más de posibilidades de ser obesas durante su propio embarazo y un 36% si las madres habían fumado con moderación.

Posibles explicaciones

Los autores explican esta conclusión con dos posibles teorías. La primera sería que la exposición del feto al tabaco podría provocar alteraciones en el apetito y la sensación de saciedad. La segunda, que esa misma exposición llevara a una tasa mayor de muerte de las células beta del páncreas que producen insulina, lo que incrementaría la expresión genética de factores de transcripción que desencadenaran la formación de grasa, algo relacionado tanto con la diabetes como con la obesidad.

Fuente: MedPage Today

 

 

 

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