El estrés en el embarazo podría aumentar el riesgo de eczemas y asma en el niño
Según un estudio del Centro Médico Universitario de Hamburg-Eppendorf, en Alemania, el estrés provocado por situaciones como un divorcio, la pérdida del trabajo o el fallecimiento de un ser querido en el embarazo podría estar vinculado con un mayor riesgo de presentar asma o eczemas en el hijo o hija.
Según Isabel R.V: Hartwig, primera autora del estudio, “el riesgo de padecer asma, eczemas, o rhinitis alérgica a los 14 años aumenta de acuerdo con las situaciones vitales adversas experimentadas por la madre entre las semanas 18 y 34 de embarazo.” Hartwig y sus colegas subrayan que, a pesar de que existan claros componentes genéticos en el desarrollo de asma o enfermedades similares, estos no son suficientes como para explicar el notable ascenso de estas patologías en los últimos años. “Por ello, nuestras observaciones dan soporte al concepto de programación fetal de enfermedades alérgicas en respuesta a un insulto prenatal, que podría ser una situación de estrés, por ejemplo” añade la doctora Petra Arck, otra de las autoras.
Hasta ahora, no existía demasiada evidencia que conectara el estrés durante la gestación y el asma o eczema en niños. Los investigadores decidieron examinar los datos en un estudio realizado en una cohorte australiana de 1.587 niños y sus madres. Por un lado, se preguntó a las futuras mamás en el segundo y tercer trimestre de embarazo acerca de las situaciones de estrés que hubieran vivido. Por el otro, se revisó a sus niños en busca de asma, eczema u otras patologías alérgicas a los seis y catorce años.
En base a los datos recopilados, los investigadores calcularon que la probabilidad de padecer asma o eczema en la adolescencia (14 años) era claramente superior – el doble en el caso del asma - en aquellos niños de madres que vivieron situaciones de estrés en la segunda mitad de sus embarazos; sin embargo, el estudio publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology admite que a los 6 años de edad esta asociación no se pudo demostrar. De la misma manera, parece ser que el patrón en niños de 14 años solo se cumple para aquellas madres sin problemas de asma u eczemas.
“Estos resultados podrían permitirnos determinar el riesgo de asma en futuros bebés usando un simple cuestionario de evaluación de eventos vitales”, apunta Arck, pero aún queda camino por recorrer. El hecho de que otros factores además del estrés puedan ser causantes del aumento de riesgo, o el desconocimiento del tipo de soporte recibido por parte de las madres bajo estrés sugieren la necesidad de desarrollar nuevos estudios para corroborar los resultados actuales. En palabras de Alet H. Wijga, del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente de Bilthoven, Holanda, “las situaciones estresantes consideradas pueden tener también impacto en la posición socioeconómica de la madre y condicionar la exposición ambiental del niño hasta la adolescencia, constituyendo otro factor a tener en cuenta. El estudio da evidencias de la relación entre eventos adversos en la vida prenatal y riesgo de padecer enfermedades alérgicas en la infancia; el reto será distinguir los efectos del estrés prenatal de los causados por el entorno al crecer.”
Fuente: Hartwig IR, Sly PD, Schmidt LA, van Lieshout RJ, Bienenstock J, Holt PG, Arck PC “Prenatal adverse life events increase the risk for atopic diseases in children, which is enhanced in the absence of a maternal atopic predisposition”. J Allergy and Clin Immunol, 2014 Jul;134(1):160-9.