Infecciones: El citomegalovirus
El citomegalovirus es un virus que se transmite a través del contacto directo con fluidos del organismo de una persona infectada. Durante el embarazo, la madre puede transmitir al bebé el virus a través de la placenta, durante el parto a través de fluidos infectados o a través de la leche materna infectada. En los bebés que contraen el citomegalovirus durante el parto o por la lactancia no suelen presentar sintomatología por lo que las madres infectadas pueden tener un parto vaginal y, excepto en los partos prematuros extremos, amamantar a sus bebés.
La detección de la infección no se realiza de forma rutinaria durante el embarazo; solo se solicitan las pruebas en caso de síntomas (fiebre, ganglios inflamados y dolor de garganta) o bien signos ecográficos sugestivos de infección.
En caso de sospecha o diagnóstico de infección materna por citomegalovirus, se realizará un control ecográfico más frecuente y es posible realizar una amniocentesis para detectar la infección fetal, aunque esto no es definitivo de afectación en el recién nacido.
La infección materna tiene una transmisión al feto que aumenta con las semanas de embarazo, (30% en el primer trimestre, 45% en el segundo, 65-70% en el tercero) aunque la afectación fetal es más grave y con secuelas cuando la infección materna se produce antes de las 24 semanas.
Los síntomas en el recién nacido pueden ser: retraso de crecimiento, convulsiones, déficit visual, déficit auditivo y retraso psicomotor.